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María Dolores Arenas

Intervención 7

El Cuento Acumulativo

Cada momento de la historia ha ofertado sus recursos y sus bazas para estimular y despertar destrezas y habilidades en la infancia, que después harían más fácil la adquisición de conocimientos. En el patrimonio cultural de la tradición, salvado y recogido por expertas iniciativas, han quedado para siempre reflejados los modos y maneras del cómo el adulto se interrelacionó con el niño para enseñarle la vida y basta una mirada somera para llegar a una conclusión: a través del cuento, del canto y del juego.

Así pues en ese legado se encuentran técnicas que revelan un profundo conocimiento del hecho de narrar y conducen a elegir estructuras narrativas determinadas para entrar en el mundo del cuento y juego y cuyo posible éxito indujo a seguir gastando ese recurso, de tal manera que, en la actualidad, autores relevantes que han bebido de esas fuentes, juegan a lo mismo hoy.

Nuestros antepasados en el Siglo de Oro de nuestra literatura trajeron “Los Cuentos Acumulativos” y nuestros coetáneos los siguen manteniendo vivos hoy.

Y hacemos alusión a ellos porque es un recurso tan utilizado por tantos escritores de literatura infantil actuales que son dignos de destacar. Pertenecen al bloque general de los Cuentos de Fórmula, que se distinguen por la exacta composición de la estructura que se mantiene al narrarlos, adquiriendo los aspectos de un juego verbal y de la memoria aunque sus finales pueden resultar también abiertos, susceptibles de ser continuados. A. Pelegrín,  (La aventura de oír).

Sirva como ejemplo de Cuento de Fórmula una de las conocidas rutinas:

−“¿Quieres que te cuente el cuento de Mari Sarmiento que entra por la viña y sale por el huerto?
−Que no me digas ni que sí ni que no, solo que si quieres que te cuente el …”

 Y los Cuentos Acumulativos serán aquellos en los que interviene un personaje principal y a lo largo del relato se van sumando elementos o aparecen distintos personajes, que se ofrecen como alternativa para ayudar o dificultar la prosecución de la historia hasta concluirla.   

Su estructura es muy utilizada y aconsejada para el estado pre-lector del niño porque ponen en funcionamiento las operaciones y habilidades que se movilizan en el acto lector: memorizar, interpretar, valorar y organizar. (Victor Moreno, Lectores competentes).

Sus características constantes y fijas son:

  • Sugieren el reconocimiento de las imágenes mediante una expresiva ilustración.
  • Presentan distintos sujetos de la acción relacionados en cada secuencia  y en la final.
  • Plantean un juego mental que estimula la memorización y la observación del niño.
  • Gastan un parlamento fijo y repetitivo en cada intervención de los personajes que, junto con ellos, se confía todo a la memoria  del niño que interviene en la narración.
  • Y en líneas generales, dan palabras, que acompañadas de las imágenes visibles, es lo que necesita un pequeño para empezar a conocer, interpretar y poner nombre al mundo que le rodea. Ese es uno de los grandes milagros que obra el cuento en el niño que lo maneja: la lluvia de palabras regaladas que calan e inundan su mente.

Sirva como ejemplo estos títulos presentados por Edelvives en su Colección Luciérnaga. Todos son ejemplares de cubiertas y páginas de cartoné muy gruesas y de fácil manipulación infantil cuyos títulos encierran todos esas características comunes que los hacen idóneos para esta franja de edad porque:

• Son ejemplo de Cuentos Acumulativos con distintas temáticas.
• Su ilustración abundante y bien definida sugiere propuestas para su identificación.
• Cuentan con mínimo parlamento fijo y repetitivo a veces rimado para memorizar bien.
• La secuencia final encierra un humor de golpe o de chasco divertido que sorprende.

 La estructura de las secuencias que trabajan los Cuentos Acumulativos puede ser según Carmen  García  Surrallés ( Era posivé):

Secuencia simple o lineal cuando los sujetos de la narración entran de uno en uno en cada página y se suceden por simple adición, una tras otro hasta llegar a la última: A + B + C.
Recordamos el cuento de la tradición La Ratita presumida con su parlamento repetitivo fijo y esta muestra de la colección Luciérnaga

“La llave verde” ¿Dónde estará la llave verde? Muchos objetos se acumulan en el desastre del taller para identificar, sugerir su utilidad y descubrir su ubicación y la conclusión es… un chasco ingenioso.

• Secuencia Acumulativa Progresiva si en cada secuencia se repiten los términos de la anterior: A + AB + ABC… ABCD:
Recordamos el cuento de la tradición: El gallo Kiriko: “Fuego, quema a palo, que palo no ha querido pegar a oveja, que oveja no ha querido comer a malva”… repitiendo todos los elementos hasta el final y esta otra muestra:

“Las diez gallinas” las gallinitas entrarán en escena acumulando números del 1 al 10 progresivos, colores, localización de sus puestas de huevos y exhibirán su parlamento en pareados rimados en consonante.

La misma secuencia trabaja este nuevo título:

¡Qué llega el lobo! acumula animales protagonistas de la historia, incluye parlamento repetitivo fijo para confiar a la memoria del niño y concluye con un final de chasco inesperado. Una divertida historia que trata un tema tan interesante como las etiquetas que a veces, gratuitamente, adjudicamos a cualquiera y condenamos de por vida.

“Mi Casa” es otro ejemplo en que los animales entran en secuencia simple o lineal en la narración y  se relacionan con su habitáculo normal: gallinero, madriguera… y la última página  acumula a todos los participantes. La historia concluye con un final gracioso y también muy inesperado. Más sobre etiquetas a personajes prototipos de la tradición.

 Lo mismo practica “El pequeño pigmeo, con secuencia simple que muestra cada uno de los animales que intervienen en la trama, el parlamento también es fijo y repetitivo y la secuencia final o totalizadora los reúne a todos y se visualiza mediante la ilustración. No falta ese final que sorprende por inesperado, pero propio de una reacción infantil.

Para todos los docentes, un variado surtido de títulos para acumular espacios y tiempos con nuestros pequeños a fin de que, día a día, en secuencia lineal los gastemos y, avanzando siempre en secuencias progresivas según la edad, consigamos que el mañana del niño de hoy esté lleno de secuencias finales o totalizadoras porque llenan y colman su saber y su placer de leer.

Intervención 6

Ricardo Alcántara. Editorial Everest

El camino hacia el relato

Desde que la humanidad hizo vida nació como niño y en todo momento histórico, con más o menos medios, ese niño ha tenido que crecer, desarrollarse, nutrirse y beneficiarse del soporte material, espiritual y cultural que el medio le podía ofrecer.

Y desde este preciso momento la humanidad entendió que para entrar en el mundo del niño hay que convertirse en niño. Nunca han hecho falta estudios pedagógicos ni presupuestos psicológicos para descubrir que en el mundo del niño se puede entrar, cómodamente, a través del juego y del cuento.

Y ahí empieza el relato. Y jugamos a contar historias.

Un relato que convertido en  cuento ha merecido el título de “género didáctico y lúdico” por excelencia, título que se queda vacío si detrás no hay un buen contador de historias, que sabe entrar en el mundo del niño y puede regalarle ese soporte, material, espiritual y cultural que necesita. Ese adulto será el responsable de “empezar a jugar” y que resulten atractivos los comienzos y así  las consecuencias, a corto  y largo plazo, serán inmejorables.

Como objetivo a largo plazo  intentaremos  despertar y afianzar el tan problemático tema de la Animación a la lectura. Si conseguimos que un niño ame las historias desde pequeño, luego será más fácil que recurra a ellas  para seguir alimentando ese placer personal.

Habrá que precisar que una de las causas del fracaso escolar también puede ser la falta de Animación a la lectura, pues si un niño no descubre el placer de leer, el gusto por saber qué cuentan unas páginas, qué descubren, qué enseñan, le resultará más difícil leer por obligación durante todo su proceso escolar. Sin olvidar que antes de llegar al tejado de ese edificio colosal de la Animación, hemos ido poniendo  los cimientos:

 • El sonidos, el fonema, la onomatopeya, el gesto, la imagen, la sílaba, y la palabra a media lengua han sido los materiales de esos cimientos que van a despertar las historias que animan a leer.

• El hábito, la rutina, el juego, la dedicación, la paciencia, la atención, la constancia, la preparación, la disponibilidad y la sonrisa del adulto que acompaña serán la mano de obra. Sin mediadores es más difícil despertar el placer de leer en un niño.

• El resto lo hará el propio cuento porque el mundo del “Había una vez” siempre ha tenido connotaciones mágicas. Ha sido la llave maestra que ha abierto las puertas de la imaginación y ha estrechando el círculo de complicidad adulto-niño, convirtiendo la vida en un juego en el que el adulto se convierte en niño para tocarlo con sus palabras y el niño se convierte en estatua con vida, que escucha con avidez lo que vendrá después de ese “Érase que se era”.

Podemos entrar en el mundo del cuento  con cualquier tipo de material, incluso aprovechando los que  tenemos en casa, esos que están en nuestro recuerdo intactos y conservados en nuestras estanterías,  con mucha ilustración relevante  buscando siempre los que se adecuen a los intereses de ese niño ya atento a nuestra nuevas intervenciones. Los adaptaremos a sus capacidades siempre recordando que no hay que saturarlos con excesivas palabras,  cuando son pequeños, solo las imprescindibles para resumir las tramas.

Sirve como ejemplo este cuento: “Cuando todos dormían” de Ricardo Alcántara. Tiene un cuarto de siglo y sigue reclamando la atención de los niños pequeños, padres y alumnos de maestros actuales que un día lo descubrieron en el aula y los siguen gastando hoy.

La ilustración, sintácticamente libre para poner nuestras propias palabras y semánticamente interpretable,  ha asumido el papel de guía narrativa y ha permitido dirigir una narración compartida con los niños que les encanta por la técnica interactiva y por la historia que juega con la intertextualidad de personajes de los cuentos tradicionales: Caperucita Roja.

El resultado ha sido un relato personal muy idóneo a partir de tres años, sin olvidar que la Ilustración supone el primer material aconsejable para el niño en el estado pre-lector. A través de ella, el niño entrena su capacidad asociativa que, ayudada de la memoria placentera, supone un enriquecimiento total cuando lo aplica en su realidad inmediata.

En la misma línea de pequeño relato compartido tenemos este otro material: cuatro monográficos desplegables: “Veo, veo” ¿Un gato?, ¿Una rana?, ¿Un ratón?, ¿Un caracol? y los cuatro juntos reunidos en un mismo álbum.

Guido van Genechthen. E. Edelvives

Con los monográficos  jugamos al Veo, veo con el niño para adivinar qué animal aparece en  cada página desplegable y después montamos un pequeño relato interactivo, permitiéndole la mayor participación posible. Si en algún momento el niño falla en el reconocimiento de la imagen, es incluso beneficioso porque aprende una cosa nueva. Como en la vida misma.

Hacemos alusión a los métodos de reconocimiento de imágenes citados por Teresa Durán (Leer antes de leer) : Tentativa y acierto: muy bien. Tentativa y error: nuevo aprendizaje. Tentativa y disparate: los errores pueden ser creativos, divertidos y con su margen de licencia interpretativa.

El material es muy útil para muchas y distintas ocasiones.

En Instagram: ♯mariadolorestecuento, encontraréis otras alternativas de este material para interactuar con el niño: Veo,veo ¿Una rana? , Veo,veo ¿Un ratón?

Intervención 5

El flautista de Hamelín.
Colección Arlequín. Susaeta Ediciones

Los Cuentos de Hadas

Uno de los materiales más utilizados para el estado pre-lector del niño es “Los Cuentos de Hadas”. Surten, enriquecen y entran dentro del repertorio de la narración oral.

Es un hecho consumado que el primer contacto del niño con este gran patrimonio cultural de cuentos populares es a través del mensaje oral que llega por el canal adulto-niño, pues no existe nadie que los desconozca y han sido los que han nutrido y siguen nutriendo la infancia universal. El fenómeno de la oralidad origina tantas versiones diferentes  como gustos del narrador y estas a su vez vienen reforzadas, complementadas, visualizadas y divulgadas por la factoría  Disney que aporta  plurales y originales relatos a todas esas historias tan atrayentes para los niños.

Definimos.

El Cuento de Hadas es un relato fantástico de origen popular, de transmisión oral, con abundancia de elementos maravillosos, protagonizado por seres sobrenaturales (hadas, brujas, ogros, gigantes, duendes), que se mueven junto con otros personajes de la narración en una esfera de atemporalidad, en un mundo abstracto, de sueño, y que tienen como dotes fundamentales la gracia primitiva y la ingenua frescura. (Angelo Nobile. Literatura Infantil y Juvenil).

En esta clasificación entran todos los cuentos populares tradicionales a los que se añaden, por sus índices temáticos, muchos cuentos de ayer y de hoy de autores reconocidos.

No necesariamente sus personajes protagonistas tienen que ser Hadas, es suficiente que sean seres extraordinarios: ogros, brujas, hechiceros, gigantes, lobos, animales parlantes… y en ellos aparecen y se manejan objetos mágicos: varitas, botas y alfombras veloces, gorros  y capas invisibles, pócimas efectistas, flautas…

Los personajes son planos, con atributo único, no envejecen aunque pasen 100 años; los relatos son atemporales y atópicos y las muestras gastan fórmulas y repeticiones rígidas y estándar de principio y fin: “Había una vez”, “Colorín colorado”, “Érase que se era”, “Esto era una vez”, “Y colorín colorado”.

Todos los cuentos exhiben en sus tramas el dualismo en lucha del bien y del mal como ingrediente obligatorio, tal cual la vida misma, donde en el día a día se presentan  y ofertan ambos caminos divergentes.

Muchos  tan conocidos como Caperucita, Cenicienta, Blancanieves, la Bella Durmiente… son producto de la tradición oral, recogida en el tiempo por recopiladores, Perrault, Grimm… y  han llegado a nosotros por el mismo medio, de padres a hijos, entre otros motivos  porque no sabían otros y han seguido cumpliendo su misión ancestral: explicar y enseñar la vida al niño porque la distancia más corta entre el hombre y la verdad la resuelve un cuento.

Si el mundo editorial cuenta con infinitas estanterías reservadas para géneros narrativos, las “muy muchas” las ocupan los Cuentos de Hadas y “las otras muy numerosas” las críticas al elemento maravilloso.

La crítica habla de Valores. Entre otros:

• Ostentan el título de Patrimonio Universal de la Humanidad y constituyen el Imaginario Universal adjudicado a generaciones. Son los Cuentos de la Humanidad entera. Entran en el catálogo general de Cuentos Populares. Todo el mudo los sabe.

• Dan patrones de comportamientos y enseñanzas vicarias. Sus prototipos, y actitudes de ayer se pasean e identifican  fácilmente también hoy, son de plena actualidad. Por eso amplían la experiencia infantil con ejemplos de la vida misma, cuyos defectos y meteduras de pata no han cambiado actualmente.

• Dan palabras que, escuchadas por placer, se añaden a la memoria selectiva que graba, igual que la relación afectiva que nace entre el narrador que cuenta entusiasmado y el niño que, sin pestañear, oye el relato.

Y la crítica esgrime también los Contravalores

• Comportamientos inmorales.
• Rechazo y prejuicios contra personas: madrastra, razas, machismo y división social de clases.
• Situaciones éticas inaceptables.
• Pedagogía moralizante y utilitarismo social, religioso… y político.

Cualquiera de estos contravalores que se escojan tienen lindas muestras en comportamientos personales y sociales, telediarios, programas de TV y en adoctrinamientos docentes de nuestra realidad. Nuestra sociedad sigue actualizando hoy los “Cuentos de Hadas”. Y no es que los recuerden sobradamente, es que hoy día se gastan y repiten  las mismas constantes que los caracterizaron en su nacimiento. Constantes  como:

• Alguien que pide algo: un rey con una hija enferma que necesita una planta curativa que está no sé dónde.
• Unos héroes que se exponen a estos retos.
• Siempre hay donantes que facilitan o dificultan la misión.
• Aparecen objetos mágicos que allanan caminos o los dificultan.

Si pasamos a la vida real:

• En el día a día, la vida y sus personajes siempre nos piden algo y mucho.
• Cada uno de nosotros somos los héroes que batallamos por conseguirlo.
• Todos tenemos donantes para bien o para mal.
• Todos y cada uno tenemos nuestro objeto mágico que es nuestra fuerza de Voluntad y el creyente, la Gracia de Dios.

Y así tenemos a nuestros héroes del cuento clásico avisando que en la jungla del asfalto hay lobos feroces que no podemos ignorar ni dejarnos engañar; que el poder y el autoritarismo pudre y sucumbe o hace sucumbir por maldad, que un patito feo en bello cisne puede cambiar, que cuando ayudamos y servimos a los demás, sin mentiras, vamos encontrando paz…

Estas son lecciones que desde siempre inspiraron al adulto a contar el cuento al niño. No hay necesidad de buscar  teorías que interpretan y adjudican a esos cuentos más pies al gato para poder caminar ni se puede criticar  a nuestros mayores que nos regalaron el oído con todo y lo único que tenían. Más bien agradecer que despertaron y entrenaron nuestra escucha para descubrirnos el placer de leer.

El clima creado por los elementos maravillosos produce rechazos por falsear una realidad tan mutable e inverosímil por la magia. Pero el niño que crece acunado con esos Cuentos de Hadas, tanto populares como de autor, puede distinguir perfectamente  el Mundo de lo Maravilloso del Real. No hay ruptura con sus  esquemas mentales. Dentro de su concepción del entorno, sabe diferenciar  y acoplar esos personajes mágicos,  hechos y sucesos  portentosos al Mundo de la Fantasía donde todo puede ocurrir sin necesidad de cambiar la experiencia de una realidad que nunca llegará a ser tan extraordinaria.

¿Quién puede reprochar al poeta jugar con la metáfora y afirmar que “Tus ojos son estrellas, tus dientes perlas y tus labios rubís”, cuando embellece el discurso?. ¿Quién puede afirmar que nadie sueña con  príncipes azules buscando su Cuento de Hadas y que, al equivocarse, puede cambiar de cuento?. No obstante, en el mundo del niño nunca pueden faltar mediadores  que ayuden a perfilar los detalles.

Hoy día la belleza de ilustración y relatos supera expectativas en el grandioso mundo editorial y las intertextualidades con temas y prototipos del ayer son copiosas en papel y en el mundo del celuloide, pero los ladrillos del tradicional Cuento de Hadas no se pueden rechazar porque, escuchados en el hogar, después en la radio y sumados a los tebeos, el material más económico del momento, sirvieron de peldaños en la escalada de los grandes lectores añosos de hoy, que careciendo de muchos recursos, echaron a volar su Imaginación, la madre de esa  Creatividad que dio frutos pioneros para logros actuales entre otros la gran explosión creativa de las nuevas tecnologías.

Vamos a recordar uno de estos cuentos: El flautista de Hamelín. Es una leyenda alemana del siglo XIII documentada por los hermanos Grimm (XIX) y catalogada como Cuento Popular.

Este video nos va a servir de ejemplo para aplicar una dinámica apropiada para un niño muy pequeño. Una edición  de  dibujo grande,  colorista y profusión de detalles consigue una ilustración detallada de la trama. Ello nos permite contar la historia brevemente a  través de la lectura de las imágenes guiadas por el adulto que en todo momento reclama la intervención y ayuda de ese niño pequeño.

Con mínima información, suficiente para la edad, queda grabado un relato más que  enriquece y se suma a la memoria de todos los tiempos.

Una primera lectura aborda la trama sin demorar en explicaciones. Pero cualquier cuento no sirve para ese instante único. Servirá para repetirlo siguiendo el juego del “otra vez” que prenderá en la memoria y después el niño se lo contará a sí mismo muchas veces. También servirá para volver a jugar con el adulto en otras ocasiones incidiendo en el reconocimiento de tantas y distintas imágenes que aclaran situaciones, expresiones de los rostros que denotan sentimientos y ayudan a razonar “el por qué” y muchos otros matices.

La riqueza de la expresión oral compartida y el entrenamiento de empezar a “leer antes de saber leer” a través de las imágenes abogan por la excelencia de este extraordinario acto pre-lector.

Intervención 4

La narración oral

Hay distintas formas de entrar en el mundo del cuento de la mano de un niño  pequeño.

A través de un ejemplar encuadernado, un libro, un cuento  con más o menos palabras y con imágenes explícitas que acompañan a la narración o simplemente a través de la Narración oral. Este es otro principio del gran acto lector que conquista al niño.

Definimos:

 La Narración oral es el arte que propicia la sociabilidad y la afectividad. (Pascuala Morote: Narración oral. Cuentacuentos)

Esta afirmación  debería bastar para pregonar las excelencias de este acto.

Es todo un arte saber presentarse y ser aceptado por un exigente miembro de la sociedad infantil con un juguete excepcional, un cuento, y crear lazos de afectividad firmes, seguros y duraderos para toda una vida.

La narración oral es un acto de comunicación, tan antiguo como el hombre que dio lugar a algo tan trascendental como la Ciencia del Folklore, cuyo objetivo fue salvar del olvido siglos y siglos del saber popular en todos sus aspectos: cuentos, canciones, comidas, vestimentas,  costumbres, dichos…

Así, la trasmisión oral nació y se extendió desde  diversos ámbitos: en la familia, en el trabajo, en la calle y en el juego. Cantada, contada, recitada, jugada, sobreactuada y vívida ejerció el privilegio, en otro tiempo, de la mayor red social, nacida para contar la vida.

Ann Cameron, en su precioso cuento “El lugar más bonito del mundo” (Alfaguara) decía que cuando un coche pasaba por las calles de Sao Paolo y había un grupo de personas contando una historia, el coche esperaba hasta que llegaba el fin.

Desde los tiempos más arcanos, la narración oral ha sido patrimonio de ancianos, de jefes de tribus, padres  de familia, chamanes  que recordaban, compartían  y transmitían el saber de todos los tiempos al calor de su entusiasmo como depositarios y del fuego del hogar.

Una de las grandes excelencias de este gran regalo lector es que posibilita, despierta y entrena una de las cuatro grandes macrohabilidades lingüísticas: ” Saber escuchar”.

Si no se educa el oído, no se pueden abrir bien las puertas a las otras tres macrohabilidades: saber hablar, saber leer y  saber escribir.

Todo la palabra que entra por el oído y despierta el placer de ser escuchada por atrayente, graba en la memoria, se acopla casi para siempre y textual y acude presta y dispuesta a repetirla  y compartirla en futuros próximos o lejanos.

Y ahí interviene la muletilla: “El que atiende entiende, el que entiende memoriza y el que memoriza aprende”. Quizá para siempre. Todos podemos convocar esos recuerdos tan gratos. Donde hubo un gran contador de historias habrá un buen lector.

Pero quien asume  el papel de contador o lector asume el papel de actor.

El narrador que cuenta la historia  debe trasmitir su intriga, su misterio, su miedo, su alegría, su risa, su ternura, su asombro, su paz  y  la voz, que  modula los distintos sentimientos que aparecen,  vendrá  acompañada de los ojos expresivos, de las muecas del rostro, de las manos que también hablan, de los pies que le acompañan, del cuerpo que obedece, porque es un actor magistral.

El encanto que tiene para un niño escuchar un cuento de su gran narrador habitual no tiene comparación con los mejores momentos de su día a día. En la Ciencia del Folklore el narrador pierde el rostro y el nombre, pero la voz y la persona que narra al oído gozoso del niño que escucha adquiere carácter de inmortalidad. Salvará del olvido esos cuentos  mil veces repetidos al son de esas palabras redichas: “Otra vez”.

Aquí tenéis un cuento cortito para leer, memorizar y contarlo después con vuestras propias palabras a los niños a partir de tres años, en momentos precisos. “El Cuento de Ratapón”

Es una reescritura y adaptación de un cuento del libro de Sara Bryant “El arte de contar cuentos”, un gran clásico de biblioteca y aula. Este es un cuento muy breve, con  unos personajes conocidos, una trama muy sencilla y un final feliz que servirá para ir estrechando los lazos afectivos que despierta la narración oral.

La lectura de otros títulos  del mismo libro servirán de sugerencias  para adaptar un repertorio de historias para “Vuestro arte de contar cuentos”.

En ausencia total de imágenes plásticas, será la propia “imaginación” del niño la que trabaje para corporeizar protagonistas, suponer situaciones y experimentar esas sensaciones que siempre surgen y acompañan   a  un oyente que vive ese regalo lector. Después de escucharlo, os solicitarán muchas veces El cuento de Ratapón.

EL  CUENTO DE  RATAPÓN

Había una vez un conejito que vivía con su mamá en una madriguera. Se llamaba Ratapón y su mamá Colicorta.
Cuando mamá Colicorta se iba a buscar comida decía a Ratapón:
−Ratapón, veas lo que veas y oigas lo que oigas, quédate quieto y ni te muevas.
−Sí, mamá –decía Ratapón.
Un día un gato pasó cerca de la madriguera maullando: −¡Miau, miau!
Pero Ratapón no movió ni pie ni pata.
Después pasó por allí un perro ladrando: −¡Guau, guau!
Pero Ratapón no movió ni pie ni pata.
Pero, de repente, Ratapón oyó un ruidito muy raro: −¡Shisss, shiss, shiss!
−¡Es curioso! –pensó Ratapón−¿qué podrá ser?
Y Ratapón sacó la cabeza de la madriguera…
¡Allí había una serpiente espantosa! Y, de repente, la malvada serpiente agarró a Ratapón de una oreja y se enroscó alrededor de su cuerpecito. ¡Pobre Ratapón!
−¡Mamá, mamá! –gritó Ratapón.
Entonces su mamá oyó el grito, olvidó la comida y brincó y corrió como el viento a salvar a su hijito. Cuando vio a Ratapón, se echó sobre la serpiente y la arañó y arañó hasta que soltó al conejito, que rodó como una pelota.
−¡Corre, Ratapón, ahora corre mucho! –dijo su mamá.
−Sí, mamá, corro mucho.
Cuando ya estaban muy lejos, Colicorta abrazó a su hijito y dijo:
−¿Ves, Ratapón, qué ha pasado?
−Sí, mamá –contestó su hijito.
¡Fiinnnn!

La lectura de otros títulos  de Sara Bryan servirán de sugerencias  para adaptar un repertorio de historias para “Vuestro arte de contar cuentos”.

“El arte de contar cuentos” de Elena Fortún, es otro clásico que aporta justificaciones y recursos para ensanchar vuestra preparación para esta gran misión, porque iniciar el placer de leer no es un consejo. Es una misión que conlleva una gran responsabilidad.

En el repertorio del  “gran contador de historias” en que os vais a convertir, también entran anécdotas de vuestra infancia, equivocaciones divertidas, sustos,  descubrimientos… Todos las hemos vivido y duermen en el recuerdo hasta que escuchan esa voz de alarma: “Cuenta otra vez cuando…” Y de repente, te hacen el protagonista preferido de una aventura real, no fantástica, que una vez te ocurrió en tu pasado glorioso.

Un aviso: este blog se convierte en interactivo y espera de vosotros, lectores, un cuento muy sencillo y cortito para compartir con  todos los que frecuentáis este espacio. “¿Qué cuento cuentas tú?”

Lo puedes mandar a través del contacto.

Intervención 3

El pollo Pepe. Nick Denchfield. E. SM

El juego con las imágenes

Continúa la tarea de despertar la memoria, trabajar la atención y abrir la mente del niño, en el día a día constante, a través de esa gran variedad de materiales que tenemos a nuestra disposición, convirtiendo cada muestra en un atrayente juego en el que el niño se involucra totalmente.

Tenemos a nuestro servicio abundantes ejemplares para trabajar con la imagen la enumeraciones de distintos elementos, animales, objetos, colores, iniciar la lateralidad: arriba, abajo, dentro, fuera; tamaños, números, letras… Eso significa muchas veces instrumentalizar sus áreas de aprendizaje, que no es tan válido para las historias, pero ahora es el momento de enseñar la vida al niño desde  perspectivas importantes de situación y reconocimiento de su entorno y, jugando, familiarizamos con enseñanzas vicarias.

Algunos libros tienen solapas que esconden algún elemento del itinerario: animal u objeto. Las dinámicas que aplicaremos para su uso son múltiples, al gusto personal, pero siempre teniendo en cuenta unas constantes:

• Hacer participar siempre al niño. Cualquier material debe convertirse en “Interactivo”.

• Aplicar una rutina sencilla, con mínimas palabras, siempre las mismas, que la escucha entrenada del pequeño memorizará.

• Acompañar todo con un sonido,  un gesto; puede ser golpear suavemente la solapa antes de abrirla, contar: “Una, dos y… tres”, “Chan ta ta… chán”. Muy pronto el niño identificará el libro por el golpe, y lo dará, o las palabras y concluirá.

• Trabajar con asiduidad el mismo material, combinando las dinámicas y el niño elegirá al gusto y siempre contando con que la propia creatividad e iniciativa del adulto pueda sugerir variadas y diferentes aplicaciones. Cualquier material no es para pasar las cuatro páginas que tiene y ya está. Sirve para mucho más tiempo, agotando todas y más posibilidades.

Hay muchos títulos y con diferentes texturas para que bebés los puedan manejar sin romperlos: tela, plastificados, que denominan para el baño. Pero, cuidado, no hay que viciar situaciones: el baño no es lo más idóneo para un libro. Luego pueden bañar uno de papel y ya viene el problema: ¡Nooo!. Algunos, presionando botones, emiten sonidos que reproducen las voces de los animales.

Todos se pueden utilizar como simples libros de imágenes o montar un mínimo relato, con mínimas palabras y siempre las mismas y sin olvidar la intervención del niño.

Un video orientativo y algunas muestras de bibliografía.

Pop-up ¿Dónde está? La granja. E. Bruixola

En Instagram, #mariadolorestecuento, el video “Material para jugar con niños” aplica técnicas para algunas de las bibliografías citadas a continuación..

Bibliografía

Otras muestras acercan al niño animales domésticos, salvajes, nocturnos, peces, insectos… que esconden una parte de su anatomía y su evidencia conduce al acierto como resultado de un juego gratificante que él reclamará.

Muy idóneos resultan en estas edades los Pop-ups de monografías de personajes que aportan ya una mínima información de sus peculiaridades y exhiben solapas sorprendentes con gran variedad de títulos.

El pollo Pepe se ha convertido en un clásico contemporáneo y pasea con distintos títulos por distintos ámbitos. Él y sus amigos son el preámbulo de mínimas historias secuenciadas que exhiben algunos de sus atributos: La cerdita Clea, La rana Ramona, El pájaro Paco, El perro López.

Aprovechando e innovando este material, lo hacemos interactivo; inventamos situaciones y montamos un pequeño relato, muy sencillo, con los personajes mientras exploramos la imaginación, resolvemos pequeños conflictos, trabajamos la expresión oral, entretenemos y compartimos tiempo productivo. Sirva este ejemplo:

Ponemos los tres libros de pie, abiertos por sus grandes hojas desplegables. Pepe invita a Clea a buscar granitos de trigo para ser grande como su mamá. Clea quiere ir a revolcarse en barro como su tío y el perro López sugiere jugar al pilla-pilla con los gatos. ¿Qué harán?. Un dialogo participativo e improvisado con el niño puede resolver la situación.

El adulto sugiere, inicia la trama lanzando las preguntas y el niño va resolviendo desde sus respuestas.

Intervención 2

1,2,3, Cuenta en la granja. Todolibro Ediciones.

La lectura de imágenes

Un niño, desde que nace, aparte del incondicional cariño y atención, necesita palabras que pongan nombre y reconozcan el mundo que le rodea y un libro de imágenes llamativas y plenas de color, con significantes y significados evidentes, va a facilitar su asociación y aprendizaje.

Empezamos ya a dar los primeros pasos del saber con la lectura de imágenes.

Los Po-ups son excelentes libros de imágenes bastantes realistas que reflejan nuestro entorno y en un principio nos sirven para mostrar al  niño todo cuanto aparece en sus páginas a través de sus variadas y monográficas presentaciones.

El catálogo de imágenes infantiles supone un diccionario de vida: figuras humanas, toda clase de animales domésticos, salvajes, marinos, aves… objetos cotidianos reconocibles o por descubrir, la naturaleza en todas sus manifestaciones, un todo poderoso inacabable acude a los ojos del niño para grabar en su mente cual hoja de papel en blanco.

Estos materiales resultan ser auténticos juguetes novedosos y extraordinarios a los que aplicaremos distintas dinámicas que, con el paso de los meses y el progreso de su madurez, el niño absorberá rápidamente, siempre y cuando juguemos cada día con el mismo ejemplar para activar su memoria asociando la imagen y sus vocablos: el perro, la casa, el pájaro, el árbol, la flor…

Al principio no es necesario que los niños sepan hablar, solo que descubran, practiquen y memoricen dónde está el gato, la rana, el camión, la flor… y lo señalen con su dedito o tal vez empezar las palabras avanzando la primera sílaba: Pe…lota, Ca…ballo… y que ellos concluyan.

Si no hablan aún bien, no abusar de diminutivos para identificar imágenes. Después todo es “atito y atita”.

Llega un momento en que el niño empieza a manejarse con palabras y la dinámica se convierte en un juego divertido para él que consiste en ir pasando las hojas de las muestras y detenernos en las imágenes que aparecen preguntando “Esto qué es, cómo se llama, qué hace, su onomatopeya, de qué color, cuántos hay, vamos a contar, nadan, saltan…”

En esta ocasión, sentaremos al niño en nuestras rodillas delante del material y requisito indispensable será tener entrenado ese hábito que garantice  la seguridad física del libro para que no lo rompa, incluso sin querer, que llega pronto si se exige con constancia. 

Mi nieta es la protagonista de este video que se convierte en la  joya más explícita de las posibilidades de una niña de dos años y medio. Con una muestra totalmente improvisada, sin ningún tipo de ensayo previo, avanza la lectura de imágenes donde cabe hasta su graciosa intervención: “mucho cuidado”, dice a la rana que salta y es preceptivo escuchar con atención cómo reclama al final: “Otro cuento”.

Es evidente que aquí ha habido un gran trabajo de campo con muchos y distintos títulos que ella reconoce, elige por sus cubiertas, porque están a su alcance, e incluso se los cuenta a sí misma. Ama la hora del cuento hasta convertirla en hábito, como ya lo demostraba sin saber hablar y la reclamaba en el día a día, señalando con su dedo su mano donde habría un supuesto reloj: “La hora del cuento”. El Cuento se ha convertido en un juguete favorito que reclama con asiduidad.

Ahora, con un año más, en la antesala del sueño plena ya de mil historias, son los papás los que tienen que decir: ” Fin. Se acabó. El último”. Su nivel de vocabulario y comprensión habla a gritos de “Cuentos”.

 

Intervención 1

Pop-up

Vamos a iniciar con un bebé la extraordinaria aventura del descubrimiento del libro. Le vamos a facilitar, a los seis o siete meses de vida, el encuentro visual de un primer ladrillo del edificio colosal de la Animación a la lectura y de un primer juguete intelectual presentado y compartido con el adulto. Hablamos de un Pop-up.

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