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María Dolores Arenas

Intervención 26

La Vaca de Humahuaca

Pixabay

De la voz de M. Elena Walsh llegan esos aires latinoamericanos que traen el legado de su contribución a la literatura y al cancionero infantil, donde la relación poesía-infancia queda patente.
Sus ecos evocan a su famosa Vaca de Humahuaca para llevarnos a otra divertida actividad de aula muy atractiva porque sorprende y permite “jugar con poesía” descubriendo sus posibilidades.

Dinámica

El objetivo es hacer lectura comprensiva con el poema de una manera muy lúdica, participativa, provechosa e inolvidable.
Diversión y sorpresa asegurada al proclamar que la lectura de todo el poema que van a escuchar va a ser muy rápida, sumamente rápida por parte del docente, lo que exige atención plena de los alumnos para que contesten a los interrogantes planteados con idéntica rapidez en la respuesta.

Modo de llevarlo a la práctica

Hacer repetir el nombre para que lo memoricen. Podemos escribirlo en el encerado: La Vaca de Humahuaca.
• Dividirlo en estrofas de dos versos y plantear un interrogante sencillo sobre la información que solicitan para que los alumnos contesten a la vez.
• Empezar a leer muy rápido.
• Los tres puntos suspensivos serán los que reclaman la participación del auditorio en todo momento.
• Precisar que la contestación tiene que ser muy rápida también.
• El último verso se lee muy despacio y terminan el poema todos a la vez.
• Es susceptible de ser llevada a cabo en diferentes etapas escolares tanto de primaria como de secundaria.

El poema practica el humor del absurdo y la metáfora de la vieja vaca incide en la crítica de la actitud escolar frente al estudio que premia el interés y el esfuerzo y evidencia las consecuencias del menosprecio de posibilidades para aterrizar en la conclusión del “burlador burlado”.

La Vaca de Humahuaca

Había una vez una Vaca
en la Quebrada de Humahuaca.

¿Qué había una vez en la Quebrada de Humahuaca?…
¿Y de dónde era la Vaca?…

Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.

¿Por qué estaba sorda de una oreja?…
¿Por qué?… No lo oigo…

Y a pesar de que era abuela,
un día quiso ir a la escuela.

¿Adónde quiso ir?…

Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

¿Dónde se pondría los anteojos?…

La vio la maestra asustada
y le dijo: “Estás equivocada”.

¿Qué le dijo la maestra asustada?…

La Vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.

¿Dónde se puso la Vaca vestida de blanco?…

Y los chicos le tiraban tiza
y no podían más de la risa.

¿Cómo decís que reían?…
¡Más fuerte!… ¿Cómo reían?…

Y como el bochinche aumentaba,
en la escuela nadie estudiaba.

¿Qué pasaba en la escuela?…

La Vaca, de pie, en un rincón,
rumiaba sola la lección.

¿Qué aprendía la Vaca en el rincón?…

Un día todos los chicos
se convirtieron en borricos

¿En qué se convirtieron los chicos?….
¿Y cómo rebuznan los borricos?…

Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la Vaca.

¿Quién fue la más sabia de Humahuaca?…

¿Podemos permitir que los chicos de esta aula
sean más borricos que la Vaca de Humahuaca? ¿Sí o no?…

Entonces… tenemos la solución:
Todos vamos a trabajar más que… la Vaca de… Humahuaca. ¿De dónde ?…

María Elena Walsh

Una vez restablecido el orden tras el juego, se puede repetir otra vez la lectura porque están más aseguradas las respuestas y permite una sincronización perfecta con diversión y cooperación garantizadas.

Podemos prolongar la actividad solicitando la colaboración de los alumnos, por grupos, en continuar el poema con pareados rimados para sumar información sobre esa vaca estudiosa que amaba lo que otros no valoraban.

“Y la maestra daba sobresalientes
a esa Vaca tan excelente”

O buscar otro final:
“Y los chicos al fin decidieron… ¿qué?…

Y así concluimos la dinámica cumpliendo otro objetivo de las áreas de aprendizaje de los alumnos que incide en la práctica y encuentro con el placer de escribir. Y…

“Puede que así, sin pensar ni querer,
creen con un lápiz y un papel”.