Intervención 10
La hora del cuento

Dicen que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento. Con la sencillez y simplicidad de un cuento se ha enseñado siempre la vida a un niño y seguirá enseñándola.
Pero esa no es la única misión del cuento. El cuento es el primer peldaño para empezar el ascenso al edificio colosal de La Animación a la Lectura. Si un niño, desde la cuna, se familiariza con las historias, si tiene quien las susurre a su oído, si entra en el ámbito de un hábito gozoso, ¿creéis que no las amarán después?
Ahí empieza el camino hacia el placer de leer que batalla contra el fracaso escolar cuando se impone el leer por obligación sin el mínimo interés por descubrir lo que unas páginas nos pueden contar.
La Animación a la lectura tendría que ofertarse en todos los Centros como una asignatura obligatoria para todos los ciclos y en horario escolar, igual que en el hogar tiene que ser una misión primordial asumida por los padres con grandes prioridades.
Tendría que salir la figura del animador, una persona preparada para el empeño, puesta al día en materiales, bibliografías para cada franja de edad y que llevara, una hora a la semana, sus propuestas a las aulas, sus lecturas asignadas, sus dinámicas preparadas, sin deberes añadidos para nadie, solo con ganas de hacer disfrutar en el momento y compartir los secretos y misterios que cada libro esconde y enseñar a descubrirlos.
Se impone la Hora del Cuento o de Animación a la lectura como una asignatura cuyos beneficios repercutirían en todas las demás, pues enriquecería la comprensión, el mundo de las ideas y apostaría por la creatividad. Todo tratado desde un aspecto lúdico y recreativo.
Cuando hemos hecho al niño bebé la estimulación precoz con libros de imágenes, como vimos en intervenciones anteriores, llega el momento de empezar afianzar el hábito lector con la Hora del Cuento, que ya no debe faltar nunca en horario estipulado. Es el momento de buscar y elegir material adecuado para los intereses del niño, surtiéndonos del colegio, bibliotecas, librerías o intercambios con amigos.
Cualquiera de estas intervenciones se convierten en intenciones por aportar ideas que sirvan para favorecer ese placer de leer. Y ello se materializa con la presentación de muestras a los que se les puede aplicar dinámicas que los hagan atrayentes y susceptibles de ser jugados en el aula con la participación de todos los alumnos.
No es casualidad que el Cuento no sea patrimonio exclusivo del niño pequeño. Es válido para todas las edades. Hasta un adulto también puede gozar tanto o más de entrar en el mundo de verdades universales a través de la magia de un cuento. Es el caso de este álbum que vamos a tratar. Incluso un niño de cuatro años, simplificando, puede disfrutar con él visualizando el dibujo y adaptando la trama a su discreta comprensión.
“El monstruo de colores”
Vamos jugar con las Emociones desde esta conocida muestra, hoy ya casi convertido en un clásico contemporáneo y, aplicando una dinámica, lo podemos convertir en:
Una propuesta para el aula
El ejercicio viene recomendada para cualquier ciclo escolar, desde primaria hasta cursos superiores. Solo las capacidades y madurez de los oyentes alterarán la mayor o menor precisión en el reconocimiento de las conclusiones. Pero ya es muy concluyente entrar en un aula de bachiller con un cuento en la mano y sugerir una sesión original, lúdica y motivadora sobre la personalidad a través de un juego creativo con ese material.
En principio, todo lo que sorprende reclama la atención. Si además logramos hacerlo participativo, con un diálogo ordenado e insinuando y conduciendo sugerencias, resulta divertido, atrayente, eficaz y distinto. Científicamente probado.
El material es el propio cuento: El monstruo de colores y una pizarra o un folio para cada alumno, si se quiere individualizar la dinámica, y copiar a la vez lo expuesto en la pizarra.
Definimos y aclaramos qué son Las Emociones. Más o menos extensivo según edades y nivel.
Es aquello que sentimos, cuando percibimos algo o a alguien. Se pueden manifestar como reacciones de nuestra mente y nuestro cuerpo ante cualquier situación, cordial o adversa, de la vida cotidiana.
El hecho de que sean universales y comunes a todas las culturas permiten patrones de reconocimiento y se pueden predecir comportamientos.
Reconocer nuestras emociones y saberlas expresar y controlar habla de Inteligencia Emocional y ello suena a calidad de vida.
Las emociones se experimentan en todas las edades. Desde la cuna adivinamos la alegría o el enfado de un bebé por la risa o por el llanto que concretan una evidencia sin mediar una palabra. No hace falta argumentar con ejemplos para cualquier época de la vida cuando todos somos conscientes de una realidad tan vívida.
Escribimos en la pizarra la palabra Emociones.
Para el reconocimiento de las mismas, orientamos: ¿Qué sientes cuando sacas una buena nota… pierdes algo… te enfadas…?
Con la técnica de “lluvia de ideas”, donde participan todos, anotamos a un lado las que los alumnos sugieran. Como conclusión nos quedaremos solo con las que trabaja el cuento.
Resumimos
Alegría Tristeza Rabia Miedo Calma
Ahora pasamos a otra propuesta creativa y sorprenderemos jugando con abstracciones.
¿De qué color pintaríais la alegría?…¿Qué alegra el día?… el sol… amarillo
¿De qué color pintaríais la tristeza?… ¿Da tristeza no ver el cielo azul?…
¿De qué color pintaríais la rabia?… ¿Cómo se pone la cara?…roja
¿De qué color pintaríais el miedo? ¿Temes a la oscuridad?… negro
¿De qué color pintaríais la calma, la tranquilidad? ¿Color relajante?…verde.
La lectura personal previa del cuento sugiere siempre opciones para desvelar los colores.
Ya reconocemos nuestras Emociones, le vamos a sugerir al monstruo que meta cada una en un frasquito pintadas con su color, ordenadas, tapadas, controladas, tal que así, respiramos después de la faena…

¿Visualizamos bien? ¿Leemos el cuento a ver qué le pasa al monstruo?
Ahora leemos el cuento, exhibiendo las páginas al aula y paseándolo para que lo puedan ver.
Llegamos a la página final, la mostramos y preguntamos: ¿Qué le ha pasado al Monstruo de Colores?
¿Con todas sus emociones controladas, ¿cómo está ahora viendo la vida?…
¿De qué color podríais pintarla vosotros…?
“La vie en rose”?…
¡Corred, pintadla!
Recuerda: Tú tienes siempre los colores. Pinta tu paraíso y entra en él.
Conclusiones. Podemos pasar al diálogo abierto y ordenado.
¿Te ha gustado el cuento y la técnica?… Solo “Sí” o “No” no valen. En la vida todo tiene un porqué.