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María Dolores Arenas

Intervención 7

El Cuento Acumulativo

Cada momento de la historia ha ofertado sus recursos y sus bazas para estimular y despertar destrezas y habilidades en la infancia, que después harían más fácil la adquisición de conocimientos. En el patrimonio cultural de la tradición, salvado y recogido por expertas iniciativas, han quedado para siempre reflejados los modos y maneras del cómo el adulto se interrelacionó con el niño para enseñarle la vida y basta una mirada somera para llegar a una conclusión: a través del cuento, del canto y del juego.

Así pues en ese legado se encuentran técnicas que revelan un profundo conocimiento del hecho de narrar y conducen a elegir estructuras narrativas determinadas para entrar en el mundo del cuento y juego y cuyo posible éxito indujo a seguir gastando ese recurso, de tal manera que, en la actualidad, autores relevantes que han bebido de esas fuentes, juegan a lo mismo hoy.

Nuestros antepasados en el Siglo de Oro de nuestra literatura trajeron “Los Cuentos Acumulativos” y nuestros coetáneos los siguen manteniendo vivos hoy.

Y hacemos alusión a ellos porque es un recurso tan utilizado por tantos escritores de literatura infantil actuales que son dignos de destacar. Pertenecen al bloque general de los Cuentos de Fórmula, que se distinguen por la exacta composición de la estructura que se mantiene al narrarlos, adquiriendo los aspectos de un juego verbal y de la memoria aunque sus finales pueden resultar también abiertos, susceptibles de ser continuados. A. Pelegrín,  (La aventura de oír).

Sirva como ejemplo de Cuento de Fórmula una de las conocidas rutinas:

−“¿Quieres que te cuente el cuento de Mari Sarmiento que entra por la viña y sale por el huerto?
−Que no me digas ni que sí ni que no, solo que si quieres que te cuente el …”

 Y los Cuentos Acumulativos serán aquellos en los que interviene un personaje principal y a lo largo del relato se van sumando elementos o aparecen distintos personajes, que se ofrecen como alternativa para ayudar o dificultar la prosecución de la historia hasta concluirla.   

Su estructura es muy utilizada y aconsejada para el estado pre-lector del niño porque ponen en funcionamiento las operaciones y habilidades que se movilizan en el acto lector: memorizar, interpretar, valorar y organizar. (Victor Moreno, Lectores competentes).

Sus características constantes y fijas son:

  • Sugieren el reconocimiento de las imágenes mediante una expresiva ilustración.
  • Presentan distintos sujetos de la acción relacionados en cada secuencia  y en la final.
  • Plantean un juego mental que estimula la memorización y la observación del niño.
  • Gastan un parlamento fijo y repetitivo en cada intervención de los personajes que, junto con ellos, se confía todo a la memoria  del niño que interviene en la narración.
  • Y en líneas generales, dan palabras, que acompañadas de las imágenes visibles, es lo que necesita un pequeño para empezar a conocer, interpretar y poner nombre al mundo que le rodea. Ese es uno de los grandes milagros que obra el cuento en el niño que lo maneja: la lluvia de palabras regaladas que calan e inundan su mente.

Sirva como ejemplo estos títulos presentados por Edelvives en su Colección Luciérnaga. Todos son ejemplares de cubiertas y páginas de cartoné muy gruesas y de fácil manipulación infantil cuyos títulos encierran todos esas características comunes que los hacen idóneos para esta franja de edad porque:

• Son ejemplo de Cuentos Acumulativos con distintas temáticas.
• Su ilustración abundante y bien definida sugiere propuestas para su identificación.
• Cuentan con mínimo parlamento fijo y repetitivo a veces rimado para memorizar bien.
• La secuencia final encierra un humor de golpe o de chasco divertido que sorprende.

 La estructura de las secuencias que trabajan los Cuentos Acumulativos puede ser según Carmen  García  Surrallés ( Era posivé):

Secuencia simple o lineal cuando los sujetos de la narración entran de uno en uno en cada página y se suceden por simple adición, una tras otro hasta llegar a la última: A + B + C.
Recordamos el cuento de la tradición La Ratita presumida con su parlamento repetitivo fijo y esta muestra de la colección Luciérnaga

“La llave verde” ¿Dónde estará la llave verde? Muchos objetos se acumulan en el desastre del taller para identificar, sugerir su utilidad y descubrir su ubicación y la conclusión es… un chasco ingenioso.

• Secuencia Acumulativa Progresiva si en cada secuencia se repiten los términos de la anterior: A + AB + ABC… ABCD:
Recordamos el cuento de la tradición: El gallo Kiriko: “Fuego, quema a palo, que palo no ha querido pegar a oveja, que oveja no ha querido comer a malva”… repitiendo todos los elementos hasta el final y esta otra muestra:

“Las diez gallinas” las gallinitas entrarán en escena acumulando números del 1 al 10 progresivos, colores, localización de sus puestas de huevos y exhibirán su parlamento en pareados rimados en consonante.

La misma secuencia trabaja este nuevo título:

¡Qué llega el lobo! acumula animales protagonistas de la historia, incluye parlamento repetitivo fijo para confiar a la memoria del niño y concluye con un final de chasco inesperado. Una divertida historia que trata un tema tan interesante como las etiquetas que a veces, gratuitamente, adjudicamos a cualquiera y condenamos de por vida.

“Mi Casa” es otro ejemplo en que los animales entran en secuencia simple o lineal en la narración y  se relacionan con su habitáculo normal: gallinero, madriguera… y la última página  acumula a todos los participantes. La historia concluye con un final gracioso y también muy inesperado. Más sobre etiquetas a personajes prototipos de la tradición.

 Lo mismo practica “El pequeño pigmeo, con secuencia simple que muestra cada uno de los animales que intervienen en la trama, el parlamento también es fijo y repetitivo y la secuencia final o totalizadora los reúne a todos y se visualiza mediante la ilustración. No falta ese final que sorprende por inesperado, pero propio de una reacción infantil.

Para todos los docentes, un variado surtido de títulos para acumular espacios y tiempos con nuestros pequeños a fin de que, día a día, en secuencia lineal los gastemos y, avanzando siempre en secuencias progresivas según la edad, consigamos que el mañana del niño de hoy esté lleno de secuencias finales o totalizadoras porque llenan y colman su saber y su placer de leer.